Las constantes vitales son los indicadores que nos dan información sobre el estado de salud de un paciente.
Estos parámetros reflejan un estado de equilibrio en el organismo y nos sirven como signo de alarma para detectar que algo no funciona
Su medición nos dará el número de respiraciones que realizamos en un periodo específico, normalmente durante un minuto. Es uno de los parámetros más importantes a valorar especialmente en pacientes con patologías pulmonares o cardiacas.
Cuando el número de respiraciones por minuto es superior, hablaremos de taquipnea, y cuando es inferior, hablamos de bradipnea.
Es uno de los parámetros más conocidos y medidos, y nos da datos del número de pulsaciones o contracciones del corazón que se producen por minuto. Hay que tener en cuenta que el número de pulsaciones puede cambiar a lo largo del día o en determinadas situaciones, por lo que habrá que medir la frecuencia cardiaca en distintos momentos.
Si se registran más de 100 pulsaciones por minuto, hablaremos de taquicardia; si hay menos de 60 pulsaciones por minuto estaremos ante un cuadro de bradicardia.
La temperatura es la constante vital más conocida a nivel general. El objetivo de medir la temperatura corporal es poder detectar síntomas de alarma ante una posible infección o inflamación. Consideramos temperatura normal la que oscila entre 35’8 y 37ºC. Normalmente un aumento de temperatura corporal es el primer síntoma de alarma ante un cuadro infeccioso.
Este parámetro valora la capacidad del sistema circulatorio para rellenar de sangre el sistema capilar, dándonos una información muy valiosa sobre el estado circulatorio del paciente. El relleno capilar puede verse alterado en situaciones de hipotension, shock, lesiones vasculares, toma de determinados medicamentos o ambientes fríos.
¿Sabes cómo realizar la valoración del relleno capilar?
El profesional sanitario presiona con cuidado el dedo pulgar sobre el lecho ungueal de uno de los dedos del paciente, que se pondrá blanco indicando la retirada de sangre.
Es el valor más bajo, llamado también la “mínima”. Se considera una tensión mínima normal entre los 70 y 90 mm de Hg.
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